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Un Mundo Nuevo, proyecto común
Manos Unidas 2014
El recogimiento nos mantiene unidos a Dios y sostiene la caridad

 

La felicidad de los bienaventurados consiste en ser todo para Dios, ser sólo suyo por afecto, obediencia y amor, actuando sólo por Dios, respirando sólo por Dios, viviendo únicamente por Él, sumergidos en la inmensidad de su ser, dedicados durante toda la eternidad a conocerlo y amarlo.

Por lo tanto, el recogimiento da al alma fiel todos los favores, tantos como le es posible al hombre poseerlos en la tierra, y lo guarda unido a su Dios; mantiene la caridad y sobre todo enciende en él deseo de amarlo cada vez más y de estar unido a Él en la gloria.

Palabras recogidas en el Libro: Itinerario espiritual de la misión de Mons.Melchor de Marion Bresillac SMA.


El encuentro personal con Cristo, en oración, nos " mantiene la caridad y enciende el deseo de amarlo cada vez más". M.Marion de Bresillac ve desde aquí ese impulso para el trabajo misionero.

Amar a Jesús, supone salir de uno mismo. Este encuentro personal no se queda en "..la fascinación del gnosticismo, una fe encerrada en el subjetivismo,..."(Evangelii Gaudium 94), como nos advierte el Papa Francisco. Este encuentro con Dios, en Jesús, nos abre al "otro", aprendemos a mirarle de manera nueva.

Manos Unidas, este año, nos recuerda que es responsabilidad y tarea de todos, trabajar por Un mundo nuevo, proyecto común. "La esperanza cristiana, que orienta nuestra reflexión y anima nuestra misión, es un poderoso recurso al servicio del desarrollo humano integral; es, por tanto, esperanza para los demás. Somos fermento gracias al amor de Cristo que nos envía, y al amor con el que creamos nuestras relaciones; con el que desarrollamos nuestros proyectos... Apostamos por la lógica del don, el amor que mira a la persona concreta"( Documento base de la Campaña 2014).

"Él nos regala la ternura y la compasión del Padre; nos ilumina el qué hacer y cómo hacerlo, sobre todo cuando acoge y acompaña a los más débiles y pobres, participando en las alegrías y las penas de todos" (VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et spes, 1)

Reflexionamos juntos.

Un mundo en el que las relaciones entre las culturas y religiones estén regidas por el diálogo fecundo, sólo será posible si practicamos cada uno, día a día, el diálogo fraterno con todos.

Podremos pedir coherencia política con autoridad cuando nuestra participación social sea continuidad de una coherencia de vida.

Podremos impulsar unas normas de mercado más justas cuando nosotros seamos capaces de incorporar los valores de la generosidad y la solidaridad en nuestras relaciones económicas diarias.

Podremos pedir a los países más pobres que se vayan haciendo más responsables de su propio desarrollo en la medida en que cada uno nosotros nos vayamos haciendo responsables unos de otros.

Sólo en este camino abierto a los otros, la familia humana podrá afrontar el desafío de acabar con la pobreza y el hambre. (Documento base campaña 2014)

¿Qué tengo que cambiar en mí? Oremos.

"Es preciso un nuevo impulso del pensamiento para comprender mejor lo que implica ser una familia; la interacción entre los pueblos del planeta nos urge a dar ese impulso, para que la integración se desarrolle bajo el signo de la solidaridad".(Benedicto XVI,Caritas in veritate, 53.)

SMA